Todo salió bien. Miles de personas de público, algo que yo jamás imaginé vivir: estar representando en el Anfiteatro, con esas luces, ese cielo, toda esa comunión de gentes deseando pasar un buen rato, emocionarse...
Me falta capacidad para poder expresar la noche de ayer. Sólo puedo dar gracias y gracias por tener la oportunidad de vivir una experiencia así rodeado de tanto afecto.
PERICO, que estuvo impresionante, tiene razón: “Todo pasa por el placer”.
Hablaba con mi querida CECILIA SOLAGUREN un poco antes de la función. Ella con ese vestido rojo y ese peinado que tira hacia la Luna y yo como una especie de niño-CANTINFLAS-criado de WILLY FOG.
Hablábamos y hablábamos de querer ser buenas personas. Jeje, nos dio por ahí. De ser fieles a lo que somos y en el intento de cada vez ser mejores personas.
Al final de la obra me fue imposible contener la emoción y como una abuela se me saltaron las lágrimas en el baile final al sentir como bailábamos todos a una, durante los aplausos, la música de Pavel.
¿Quién soy yo? Pregunta la canción.
De madrugada viendo a TAMZIN, a CRISTINA, a LOLA, a FRAN, a JESÚS, a GUERRA,… a todos reír emocionados ante la música de Pavel y Alexei.
Como diría nuestro gran QUINO: “El ahora es un regalo, por eso se llama PRESENTE”.
¿Hay mayor alegría que la de pisar tierra firme? Sí que la hay, mi amo, que diría Messenion:
La alegría de bailar todos juntos
EL BAILE DE LA LIBERTAD.
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