lunes, 3 de agosto de 2009

LA RISA HONESTA

Tenemos previsto hacer diez representaciones de LOS GEMELOS de PLAUTO aquí en MERIDA. Después de esta aventura nos queda Sagunto y algún bolo más, pero en principio LOS GEMELOS es para el Teatro Romano de Mérida y para su festival, ya en la 55ª edición. Me encantaría que esta obra siguiera y rulara mas, pues la verdad es que hemos congeniado todos de una manera increíble.

Pienso estas cosas porque de las diez funciones ya hemos pelao cinco pollos

El tiempo pasa volando y cuando nos queramos dar cuenta ya estaremos, la próxima semana, despidiéndonos de Mérida. ¡Ohhhh!

El público se ríe un montón. Afortunadamente lo hemos logrado. Creo que hemos sido unos valientes estrenando en Mérida nuestra comedia -no habíamos testeado antes la obra con público- sin saber cómo iban a reaccionar.

Lo que se pide en una buena comedia es que sea una buena obra de teatro y una buena… comedia. Y claro, pasar un buen rato, diversión, risa, emocionarse desde la alegría, que también es emocionarse. Digo esto porque hay un sector de gente que menosprecia la comedia y se cree que la emoción es el llanto. Y no sólo el llanto es emoción: reírse es una emoción y una emoción muy sana.

Además soy de la opinión que para divertir, para hacer reír a alguien desde una situación y un personaje, no desde un chiste o algo burdo, sino desde el hecho teatral, hay que ser y obrar con sutileza y de manera inteligente.

Y para que el público se divierta con el actor, éste tiene que ser, además, creíble, como si fuera un buen drama, y único para que ese público note tu singularidad. Y si además eres empático, como son mis compañeros, pues ya tenemos mucho ganado.

A eso le añado yo la sensibilidad que destilan los músicos y la belleza plástica de los acróbatas. Y Tamzin, que nos hizo a todos conocernos y jugar, creando un pequeño taller de teatro en los primeros ensayos para que todos perdiéramos el sentido del ridículo.

Ha sido un proceso lleno se afecto y buen hacer. Un lujo.

Actuar, representar y hacer viva cada función. Que cada repetición vuelva a crear la experiencia del teatro vivo. Por vivo entiendo respetar la función, su texto, sus marcas, sus intenciones, lo que cuenta, pero que tu motor interno esté alerta de todo lo que ocurre y que tu vínculo con el personaje y con los demás sean desde ese sitio donde se está sincero, presente.

Cada día pasa algo nuevo en la función si la encaras desde donde debes hacerlo, si estás de verdad, si escuchas el run-run del compañero, el tuyo, el oleaje que marca el ritmo del trabajo en equipo y el público incluso. A veces se consigue, otras no, pero en ese empeño de estar siempre creciendo, reafirmando, vivo, el personaje y la situación, siempre acaba ocurriendo lo bueno. O eso creo.

Yo voy descubriendo cada día cosas nuevas en el texto de PLAUTO y en la función. Aunque es un texto sencillo, a lo largo de siglos y siglos se han encargado de copiarlo y copiarlo hasta hacernos creer que, con tanta copia, ya no es original. ¡Cómo no va a ser original si fue el primero!

Bueno, pues yo voy descubriendo entre líneas, motivos, sentimientos, dobles sentidos, los por qués… Y eso es genial para un actor, porque va desprendiéndose de capas de su propia cebolla, para hacer algo cada vez más sencillo y verdadero.

Es como en el psicoanálisis, que al ir descubriéndote y entendiéndote vas incorporando y asimilando. Y tú puedes ser y expresar desde otro sitio más completo. Vamos lo que se dice ir poco a poco mejorando tus cosillas y las de tu personaje.

Me gustan mucho los actores que van creciendo y construyendo su personaje función a función y eso lo veo en mis compañeros de obra. Y en la parte del equipo que esta fuera, pues Tamzin, Quino y hasta The Producer siguen cuidando el proyecto

El domingo movimos el saludo final para acabar frente el público.

Como todo lo que estoy escribiendo hoy gira en torno a LOS GEMELOS, voy a dejar aquí constancia de la belleza del montaje con estas fotos tan molonas…

Diana y Jesús ensayan el baile en los jardines del Teatro Romano de Mérida.

Y después de repasar el baile, la Peñalver repasa el texto.

Victor se enciende un cigarro después de una gran escena. Tras esas piedras, la entrada al escenario y el PÚBLICO.

Elena se prepara para salir e impactar con sus acrobacias.

Fran está en el escenario. Se oculta tras la casa de Erotia.

Pavel atento a lo que acontece.

El inmenso Teatro Romano. El punto rojo es Cecilia, "sola o con alguren".

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